Una Canoa a la deriva que aún flota

Oscar Cano y su cuerpo técnico en Abegondo | RC Deportivo

Una Canoa a la deriva que aún flota

Intentaré ser breve porque estoy harto de decir lo mismo desde hace meses. Puedo echarle más literatura, ser poético o novelesco, pero al final todo acaba en el mismo argumento. Y es que el Depor lleva mucho tiempo sufriendo decepciones impropias de un club de su categoría como consecuencia de que los que mandan (en lo deportivo y en lo institucional) no responden a los perfiles que la entidad coruñesa necesita por historia, afición y títulos.
Vale que en Córdoba fue perjudicado por un arbitraje horroroso. La mayoría en esta división lo son. Sin embargo, el problema de fondo sigue siendo otro. Y es que la mejor plantilla de la 1RFEF está siendo ridiculizada por un entrenador mediocre y miedoso. Óscar Cano ha transformado a un gran equipo en un equipo vulgar, ordinario, sin ambición, con escasas ideas y muy poca actitud. Sus planteamientos, sus lecturas equivocadas del juego y sus sustituciones inentendibles nos han traído hasta aquí.

Somos un trasatlántico mutado en canoa que va a la deriva en busca de un horizonte cada vez más lejano. Lo del ascenso directo es, desde hace semanas, una quimera prácticamente certificada con el resultado del último partido.

Si las cosas se hubiesen hecho bien, el Depor no hubiese dejado en el camino los puntos que dejó como visitante. Entonces hasta podría haberse dado el lujo de empatar o perder en Córdoba porque tendría un colchón suficiente como para aguantar y seguir aspirando al título.
No se gana una Liga si caes o igualas ante los rivales de nivel similar al tuyo. Los campeonatos se ganan o se pierden con aquellos equipos a los que tienes la obligación de vencer (en su casa y en la tuya) porque ellos pelean por otros objetivos. Esta es una regla de oro en el futbol. Una regla que se rompe si los que dirigen son tan cortos de miras que demuestran cada semana su falta de preparación para llevar adelante un proyecto de club grande.

Todavía flotamos, pero difícilmente lleguemos de primeros al puerto. No son pocos los que sostienen que hay tiempo para cambiar al entrenador y que el que venga vaya preparando la promoción. Es una opinión válida (como todas) que no comparto. Creo, y así lo expresé en otras columnas, que Cano debió irse después de empatar con el Castilla. Ahora ya da igual si se va o se queda. Dependemos de un milagro para ser campeones. Y de otro milagro para ascender en la promoción.
Por lo tanto, y visto lo visto, sugiero que los deportivistas de corazón organicemos una procesión a Pastoriza para pedirle a la Virgen que nos eche una manita.